La prótesis total de cadera es uno de los mayores adelantos de la cirugía ortopédica de este siglo. El pioneros en su diseño y utilización fue Sir John Charnley, un cirujano ortopédico que, con la colaboración de un equipo de ingenieros, desarrolló la técnica y los materiales utilizados en la prótesis total de cadera. Esta técnica supone la sustitución de una articulación artrósica o lesionada por una articulación artificial denominada prótesis.

La articulación es una estructura del organismo donde encajan dos huesos. En el caso de la cadera son el hueso del muslo que se denomina fémur, cuyo extremo superior es una esfera, con una cavidad situada en la pelvis que se denomina cótilo. Los extremos de los huesos que forman una articulación están recubiertos por un material liso y brillante denominado cartílago arlticular. Este material amortigua las fuerzas que actúan sobre el hueso subyacente y permite que la articulación se mueva fácilmente y sin dolor. La articulación se halla rodeada por una cápsula recubierta en su interior por una fina membrana denominada sinovial. La membrana sinovial produce un lubricante (el líquido sinovial) que ayuda a disminur la fricción y el desgaste de la articulación. Los huesos están unidos por ligamentos que mantienen la estabilidad de la articulación. Envolviendo la articulación hallamos músculos y tendones que también ayudan a mantener su estabilidad y permiten su movimiento.

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La razón más frecuente para colocar una prótesis total de cadera es la de eliminar el dolor y la incapacidad que causa una destrucción severa de la articulación. Los materiales utilizados en las prótesis totales están diseñados para permitir una movilidad similar a la de la articulación normal. Los componentes artificiales suelen estar compuestos por un elemento metálico que encaja exactamente en un elemento de plástico.